Vamos a imaginar el típico argumento de peli americana:
Un
testigo ha declarado contra la Mafia. Finalizado su testimonio entra a
un coche delante de los juzgados y el coche explota... pero vemos cómo
todo ha sido una representación, han falseado su muerte para
introducirlo en el Programa Federal de Testigos Protegidos. Hasta aquí
el MacGuffin, a partir de aquí lo mollar.
Sigamos imaginando, unos periodistas y políticos, para atacar al Gobernador y a los responsables policiales, lanzan una campaña diciendo que el testigo fue asesinado por la mala planificación de su protección. Y entonces, pero sólo para desmentir el bulo de que la protección fue nefasta, el Fiscal del Estado saliese diciendo sólo la verdad, que el testigo está vivo, en tal sitio y con tal nombre.
Imaginemos ahora que se le encausa por revelar secretos y no sólo él se aferra a que sólo desmintió bulos y que sólo dijo la verdad sino que, además, altos responsables políticos le apoyan con el argumento de que, ¿de verdad puede ser delito en nuestro país decir la verdad y desmentir un bulo?
Bien, olvidemos el MacGuffin, no hablamos de Mafia, hablamos de negociaciones entre la fiscalía y un procesado... el resto, lo mollar es lo mismo.
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