viernes, 19 de junio de 2015

Déle, déle la vuelta.

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Imaginemos esta situación: en un campus universitario hay una asociación de estudiantes feministas. O mejor aún, una asociación LGTBI. Dicha asociación está celebrando una asamblea. De repente un grupo de autodenominados antifeministas, en paños menores en el mejor de los casos y con la chorra al aire en los demás, y con el cuerpo pintado, por ejemplo llevando el símbolo Resultado de imagen de símbolo lucha feminista de la lucha feminista tachado por una esvástica (o una cruz y un martillo, me da igual) , irrumpe (apartando a empujones -no, no pegan a nadie, sólo le apartan de un empujón- al organizador del acto que intenta impedirles el paso) en la sala gritando consignas del tipo de "os vamos a enseñar lo que es disfrutar" o "ahora que vais a conocer a un hombre os olvidaréis de vuestras chorradas", "probaréis esta chorra y dejaréis de ser machorras" o incluso "os daremos como en el treinta y seis".

Imaginemos, ahora, que casualmente uno de los intervinientes en dicho acto es elegido concejal por un partido, pongamos por caso Fuerza Nueva, en una población en la que FN, sin lograr la mayoría absoluta ni ser el partido más votado, lograse la alcaldía con el apoyo, por ejemplo, del PP. Y el nuevo alcalde le diese al "asaltaasambleas" ni más ni menos que la portavocía. 

Añadamos a ello que el "activista" hubiese sido no ya imputado, sino que incluso ya se hubiese decretado la apertura de jucio oral por un delito de incitación al odio. Y eso constando en su propio "código ético" un  Compromiso de renuncia o cese de forma inmediata de todos los cargos (...) en casos de acusación judicial por (...)  delitos contra los Derechos Humanos(recordemos el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.". Y que cuando le pidiesen que dimitiese dijera que él tiene un pasado activista, que mejor que nos vayamos acostumbrando. Y que cuando al alcalde le recordasen que había prometido limpiar las instituciones haciendo dimitir a cualquier imputado, dijera "sí, pero eso se refiere a imputados por otro tipo de acciones". Y que incluso tras ser condenado, o sea tras ser oficialmente UN DELINCUENTE (aquél a quién se condena por haber cometido un delito) siguiese en su cargo.

Y ahora démosle la vuelta (no de arriba a abajo, sino de izquierda a derecha) a la situación. No voy a decir qué postura se debe tomar (aunque creo que nadie tendrá dudas sobre ello), pero sí queda claro que esa postura debe ser la misma según se mire la situación desde un lado o desde el otro. Lástima de mucho "demócrata" que da lecciones, y que mientras desde un lado lo ve fantástico desde el otro lo vería intolerable.

***19-2-2016: como se está celebrando el juicio el tema vuelve a la palestra, y ante el argumento de que Dª Rita la Asaltaora sólo pretendía abrir un debate sobre las capillas universitarias. D. Luis del Pino ha concentrado en un twit todo mi argumento anterior de una forma que a mí se me había pasado:


Y es que fingen no entender que no ha sido condenada por ejercer su libertad de expresión, que si se hubiese puesto en la puerta de la capilla con una pancarta de "Fuera la Iglesia de nuestra universidad" uno podría estar o no de acuerdo con ella pero nadie la hubiese denunciado.